domingo, 24 de mayo de 2009

Soy Tita!!!!

Gustav Klimt
De las profundidas del pasado llegó la traducción de la canción de Pauline Croze. No puedo creerlo, Soy Tita!!!!! Gracias por enviarmela!!!!! Tal y como lo prometí en el post anterior, el próximo será para ti.

Tita sueña con un amor canícula,
Tita habla de un mundo funámbulo,
Tita estalla en el desierto árido
Tomada a la trampa de su miedo del vacío.

Tita presiona el paso busca al imperio,
De la embriaguez a los colores de zafiro,
Tita arrastra lejos a su garganta seca,
Vidrio sobre vidrio abrirá la infracción.

Desde hace unos años ya vaga
En la noche el eco con su voz se pierde.
Desde hace unos años ya vaga
En la noche el eco con su voz se pierde.

Se dejó tapar por el mal en ella arraigado
No quiere poner más a la luz su intimidad herida.
¡Oh herido!

A través de flirtear con los extremos,
Tita de su vida pierde el sentido mismo,
A fuerza de rechazar los límites,
Perpetuamente Tita toma la fuga.

Tita sueña con un amor canícula
Tita habla de un mundo funámbulo,
Tita estalla en el desierto árido,
Tomada a la trampa de su miedo del vacío.


sábado, 23 de mayo de 2009

Angeles y demonios

Cuando tenía diecisiete años me enamoré de mi profesor, misma Fiorella Menchelli en Carmín. Pero como la vida no es una novela la relación terminó. Año y medio de abstinencia sexual es suficiente para un chico de veinte seis ¿no? Porque el jura y perjura que nunca me sacó la vuelta.
Han pasado dieciséis años desde entonces. Nos casamos, nos divorciamos, tuvimos nuestros hijos, y de alguna u otra manera siempre nos hemos mantenido en contacto. Hace poco, el Chamo me invitó a su cumpleaños número 42. Una reunión pequeña, con amigos íntimos y me presentó a su nueva novia, una artista bastante conocida. Cuando ya habíamos amenizado nuestra sangre con suficiente grado de alcohol como para ponernos contentas, la novia y yo hicimos contacto. Me acerqué a la mesa de la sala donde ella estaba hablando animadamente de su obra, solo para tomar mi copa de vino que la había dejado perdida, y rápidamente me vi involucrada en la conversación que se volvió unidireccional. El mundo desapareció ante nosotras. Estábamos solo ella y yo. A mí me llamaba mucho la atención cómo sería una artista tan famosa como ella. ¿Pedante, presuntuosa y ególatra? o ¿insegura, tremendamente emotiva y dulce? Definitivamente su personalidad calzó con la segunda descripción, aunque claro, el tema del ego es imposible desconectarlo de un artista. El ego lo es todo. Está tan dañado que la única forma de sobrevivir es tener que reafirmarse una y otra vez que uno vale por su obra (aunque eso no sólo les pasa a los artistas). Además, suelen tener una vida afectiva bastante inestable y trastornada porque son más concientes de su locura que el resto de mortales, y no tienen reparos para expresarla. La mayoría, sólo es capaz de disfrutar el amor en su etapa inicial, cuando las parejas son aquellos seres fantásticos y excepcionales que tienen el poder de interferir en el pulso o en los latidos del corazón. Cuando eso se termina y el amor evoluciona, no encuentran suficiente estímulo y tienen que buscar una nueva relación. No pueden vivir sin la adrenalina del amor romántico porque sin ella no hay inspiración, y por ende, no hay creación.
Ella me relató detalles de su trabajo, del libro que había publicado y anécdotas personales que me enternecieron. Yo era una extraña pero se abrió conmigo como si me conociera el mismo tiempo que me conocía el Chamo. La escena era sui géneris. Ella y yo en cuclillas con el libro abierto mostrando una parte de su vida. Y él viéndonos de lejos, un poco asustado, un poco nervioso, expectante, con una curiosidad que casi lo mataba. No lo podía creer. Asumo que sentía una sensación muy extraña al vernos así, amiguísimas y medio cómplices.
De qué tanto hablaban, me preguntó un rato después. No te preocupes, le dije, no le he contado que fuimos novios, ¡qué me crees! ¿Y qué te dijo ella? Cosas de mujeres pues, no puedo faltarle al código de privacidad tácito que hay entre nosotras, aunque seamos dos desconocidas.

Al poco tiempo, el Chamo me llamó para anunciarme que había terminado con la novia (parece que el tiempo del amor romántico culminó rápido) y aprovechó la oportunidad para invitarme al cine (los hombres no pierden el tiempo ¿no?). Yo elegí “Los fantasmas de mis ex novias” con el churrísimo McConaughey. El eligió Angeles y demonios. Para mi mala suerte se habían agotado las entradas de la película ligera que quería ver y no tuve más remedio que espiar, desde el ojo de la cerradura de Howard y Brown, la guerra entre el catolicismo y los Iluminati. Lo que no imaginé es que la película del chico de Días Felices también resultó ligera y con final feliz (salvo la primera parte, bastante larga y aburrida, en la que nos muestra el non plus ultra avance de la ciencia, la antimateria, que haría desaparecer el Vaticano). Se trata de una película entretenida, aunque previsible y un tanto infantil. En los primeros diez minutos del film le dije al Chamo, ¿el maldito es el camarlengo no? Nooooo, me contestó, sólo para no malograrme la película. Era demasiada sospechosa la bondad de McGregor y tenía un gran protagonismo en la historia. Dan Brown utiliza la misma estratagema que la Rowling en Harry Potter, te hace creer durante todo el libro que el malo es el que parece malo y al final le da el giro a la historia y los malos se convierten en buenos y viceversa. Pero fuera de aquel facilismo, los espectadores quedamos encantados con el descreído Hanks, que se hace querer, y le creemos todito y sin chistar. Además, es muy divertido ver a los rojos cardenales hablando por celular y aspirando con vehemencia sus cigarrillos antes del entrar al cónclave. Pero sin duda, lo mejor de la película es Roma y sus tesoros, además de haber aprendido una nueva palabra, pegajosísima y divertida: camarlengo. No me la puedo quitar de la cabeza. Creo que todos tenemos un camarlengo dentro de nosotros mismos, que nos vigila, nos aconseja, nos juzga, nos perdona y hasta nos traiciona. En la película, los ángeles y demonios son fáciles de identificar, pero en la vida real no todo es tan sencillo. Qué pasa cuando dentro de ti están aquellas dos fuerzas que a veces te hacen actuar de tal forma que te preguntas ¿por qué fui tan mala? O ¿por qué me dejé hacer daño? ¿Qué pasa cuando las novias o los novios no son los ángeles que nosotros nos empeñamos en ver? El péndulo se va al otro lado y queremos volvernos ilusamente malos y vengativos. Pero eso tampoco funciona.

Esa noche, cuando llegué a mi casa, me di cuenta de que la maceta que un extraviado alguna vez me regaló, y cuyas plantas habían fenecido, ahora tenían un nuevo inquilino: unos largos tallos de cebollita china. Cuando le pregunté a mi empleada por tal milagroso regalo de la naturaleza, me explicó que era de buena suerte plantar cebolla china porque esa cebolla no hace llorar. Es verdad, le dije, aunque no hay que satanizar las lágrimas, también son importantes para hacer morir las penas. Por lo pronto, en mi cocina se acabaron las lágrimas y creo que mi lado demoníaco, en el buen sentido de la palabra, claro, es decir, mi lado juguetón y un tanto peligroso, está volviendo a aflorar.

Esta vez los dejo con una estupenda y sensualísima canción: “Tita” de Pauline Croze. Como comprenderán, lo único que entiendo de la letra es la palabra “Tita” porque está en francés. Si alguien tiene la fortuna de hablar el idioma del amor romántico, le agradecería que me mande la traducción. Prometo un post romantiquísimo dedicado al lector bilingüe.

viernes, 15 de mayo de 2009

El indio dormido

Volcán Pichu Pichu desdel el mirador de Sachaca

Cuando pisas otra tierra y te das cuenta de que es posible ver el aire (la luz de la ventana trae millones de partículas blancuzcas que salpican tus mañanas) entonces te convences de que todo cambia. Tus células han entrado en contacto con una fuerza contraria. Giras, te ves desde otro ángulo. La luz es tan intensa que percibes cada detalle y defectos en tu piel. Te has despojado de tus viejas ropas y te bañas en el agua de manantial de Sabandía. No ves a la misma gente que veías todos los días en el trabajo, no escuchas las mismas conversaciones, te has olvidado de la rutina. Tu sensación de saciedad llega más rápido. No puedes comer tanto como en Lima. Te agitas más. Tienes más frío, pero el abrigo perdura. No puedes creer que a dónde vayas te acompañan los volcanes, y te abrazan. Tienes a tu preferido, en secreto, porque a un arequipeño no le puedes decir que te gusta más el Chachani.
Sólo has pasado una semana en aquella ciudad que sube y que baja (según dónde esté el Misti, claro) y ya eres otra. Al fin la mente ha bajado sus revoluciones, se ha calmado. Las personas que alguna vez fueron importantes en tu vida están lejos y a veces las recuerdas como en un sueño difuso. Tanto chocolate debe alterar el ADN. Pastillas de leche, pastillas bitter, bombones Gaufrette, bombones de naranja, chocolate de cobertura bitter derretido para echarle al helado. Una fiesta de cacao interminable que comenzaba después del desayuno y te acompañaba con el libro y las letras, viendo tele, en los paseos y hasta con el Chuzzle, otra de tus adicciones arequipeñas. Mi ex suegra me la contagió, ya que no podía contagiarme la adicción al cigarrillo lo hizo solapadamente con este juego de bolitas peludas y explosivas. Y no sólo fui yo la víctima, ¡también cayó mi hija en el vicio! Las dos nos peleábamos por la computadora, para entrar al mundo colorido de aquellas mascotas graciosas que hacían reventar nuestras tensiones. Claro, el método Chuzzle no es el más recomendable para eso, porque mientras eliminas tensiones vas agregando otras que te contracturan el cuello y te vuelves ansiosa. La pantalla de la computadora te va absorbiendo y quitándote toda la energía ganada durante el día. Para eso no viajé a Arequipa, ¡por Dios! Aún así, me quedo pegada hasta que mis ojos caen más de lo normal (imagínense) y me obligo a mi misma a cerrar el juego. 145,280 puntos no están mal, pero comparada con la abuela soy una vil mosca de chacra. Ella ya lleva como ¡tres millones de puntos!

Ayer fui de paseo por la Campiña y subí al mirador de Sachaca. Desde ahí se podían ver los tres volcanes: Chachani, Misti y Pichu Pichu, y hasta el de Ampato, que cuidó tan bien a su amada Juanita. Mientras estaba allá arriba admirando el paisaje con vértigo y ansiosa por bajar de una buena vez y sentirme al nivel de los autos, el Fico, mi guía turística y taxista de confianza, me contó la leyenda del indio dormido en el Pichu Pichu. Si ves bien la forma del volcán, me dijo, puedes reconocer la silueta de un hombre echado con las manos cruzadas en el pecho. Cuenta la leyenda, que una vez un indio se enamoró de una princesa y subió al volcán para pedirle permiso a los dioses. Y como los dioses no podían aprobar esa unión lo durmieron para siempre. Pero yo encontré otra interpretación de aquel sueño perpetuo. Lo que seguro ocurrió es que el indio eligió dormirse. En el fondo, sabía que era la única forma en que podría amar a la princesa para siempre. Sabía que sólo podría tenerla en sueños, así que se rindió e hizo como el volcán, guardó todo el fuego en su interior y se quedó dormido. El indio prefirió soñar con ella en vez de actuar y enfrentar a los dioses y a la sociedad entera. Era más fácil la invención, la recreación de aquel amor en la mente, que la acción y el riesgo.

Ya falta poco para volver, para reconectarme con mi Lima agitada. Adoro salir de Lima y también adoro regresar. Sobre todo si regreso oxigenada, con las células impregnadas del colorido de las flores, del murmullo del río y de la energía de ese sol que no veré en mucho tiempo. Y si me llevo en la cartera los toffees de maca, las galletas de coca y por supuesto, la Ibérica entera.
Imagino lo que va a ser mi primera noche en Lima. Después de habituarme nuevamente a la neblina densa, que espero no me haga bajar del avión, instalaré en secreto el Chuzzle pirata que compré en Siglo XX (mi hija nunca deberá enterarse) y jugaré a escondidas mientras ella duerme, y mientras duermen aquellos hombres que prefieren soñar conmigo.

Algunas fotos:


El salto de la piedra II - Jardín de la abuela


Desde mi ventana

¿Un Porsch en Ticolandia? - Centro de Arequipa
No todo es maravilloso, también hay contaminación en Arequipa


Una curiosidad en Mercaderes

Higos del cielo - Mirador de Carmen Alto


Belleza arequipeña - La Arboleda

Luz bajo el puente - La Arboleda

jueves, 7 de mayo de 2009

El salto de la piedra


Mis pocas lectoras están consternadas. Están reclamando a la Maya de antes. ¿Qué pasó? Ya mucha espiritualidad ¿no? Dónde quedó la Maya atrevida, provocadora, la que hablaba de temas candentes. Pues chicas, la gente evoluciona. Noooo, dicen ellas, te queremos de vuelta, gritan, ¡ya no tiene gracia tu blog! Y analizando el reclamo, intuyo que se debe a que yo les ofrezco algo que ellas no se atreven a ser en la vida real y prefieren vivirlo a través de la Maya boca suelta, la que no se calla nada. Así ellas se desfogan.
Pues bien, atendiendo a este reclamo, voy a tener que darle un giro a los post del último mes. Es verdad que yo también extrañaba el otro lado de la cama. Pero eso sí queridas amigas, por favor, permítanme escapar de vez en cuando en mis relatos edulcorados de espiritualidad ¿ok? Cuando uno da un paso adelante en este camino ya no puede retroceder.

Cómo no ser espiritual, por ejemplo, si me cae del cielo un regalo divino. Un viaje. Y no hablo metafóricamente, este es un viaje real. La última vez que me subí a un avión fue hace un año, más o menos. Fue un viaje largo y agotador, al otro lado del mundo. Muy hermoso, por cierto. Pero ahora, mi viaje es más modesto. Aquicito nomás. Me voy a un lugar en donde el tiempo no pasa y el sol estalla en las ventanas. Un lugar en donde el cielo azul es una hipérbole, (permítanme ser huachafa y mencionar a una de mis figuras retóricas favoritas, además del polisíndeton, pleonasmo e hipérbaton, ¿se acuerdan?). Allá el aire se respira más fácil y entra heladito, secando tus fosas nasales. Y, además, aunque los labios se me cuartean y me pasa corriente todo el tiempo, sobre todo cuando le tengo que pagar a los taxistas y las monedas salen disparadas del auto, existe el silencio total, la oscuridad total y la luz total. Adoro esa ciudad. Será que tengo tan lindos recuerdos de ella. En esa ciudad me enamoré por primera vez, de una forma tan pura e inocente, tan plena, de la única forma que uno se puede enamorar cuando tiene diecinueve. Cinco años después me casaría con aquel primer amor. Ahora entienden por qué me separé ¿no? Uno no se puede casar con el primer amor. ¡No way! Dónde quedan los otros especímenes de hombres que es necesario conocer. Dónde queda la otra cara de la moneda. Dónde quedan los otros penes, las otras formas de amar. La experiencia, queridas amigas, es importante. Pero bueno, no estoy viajando con un ánimo nostálgico, mi matrimonio está bien terminado (aunque todavía no sale el divorcio). Estoy yendo con el mejor ánimo de mover las energías. Moverse de un lugar a otro siempre viene bien, aunque sea a 45 minutos en avión.

Hoy llegué a mi casa y fui directo a hacer mi maleta. Mi hija era la más entusiasmada. Hace un mes está contando los días para este viaje. Ella quiere acomodar la ropa, y la dejo. Busca sus juguetes, me hace caso en todo. Me cuesta no llenar la maleta con ropa que no voy a usar, solo por si acaso. Pero he cambiado. ¡Ahora me sobra espacio! Y me sobran los motivos, como diría Sabina. Ups! De repente me acuerdo que tengo que llamar al abogado para ver lo del divorcio, me levanto y voy al cuarto a buscar el número. Entro con toda la viada, busco el interruptor de la luz sin detenerme y es demasiado tarde, la maleta me encuentra y mis piernas se detienen en seco y me lanzan al piso. Me caigo, me duele, me digo a mi misma lo tonta que fui. Cómo no me acordé que había dejado la maleta en la entrada del cuarto. Me remango el pantalón y solo tengo dos raspones y algunos puntitos rojos. No es nada comparado con otros golpes.
El otro día mi papá me dijo: ¿Y a dónde vas a salir en Arequipa, por las noches? ¿A dónde?, le dije yo entre risas, a ningún sitio papá, ¡si estoy viajando sola! Qué quieres, ¿que me juerguee con mi ex suegra? Máximo iré a un cine. Mi papá me miró con cara de pena. Y cómo quitarle esa cara, ¡por Dios! Cómo hacerle entender que estoy bien así, que lo último que quiero es tener una pareja ni conocer a alguien. Luego comprendo que su intención es que me divierta. Hay momento para todo papá. Por ahora, Arequipa no significa diversión sino paz, desconexión, relax. Es el pancito serrano de tres puntas tostado con azúcar y mantequilla, mi hija saltando de la gran piedra del jardín de la casa y el sol cayéndome en la cara, las pastillitas de leche de la Ibérica (bien fresquitos, no como los de acá) con frazada encima y leyendo a Sándor Márai. ¿Todo eso no es mejor que una noche de intoxicación por el cigarrillo, el alcohol y la música reventándote los oídos?
Pienso en lo que me espera con mi hija, cuántas decepciones tendré que soportar a su lado. Cuántas caídas con la maleta. ¿Y qué cara pondré? Tengo que ir practicando para que mi hija sienta que no tengo por qué sentir pena por ella. Por ahora, voy a saltar de la piedra tomada de su mano. Porque con ella a mi lado todo es más bonito, y puedo llegar más lejos.

Mañana es un día intenso. Antes del viaje celebro el día de la madre en el colegio, mi hija dice que ha preparado una canción y la canta en su inglés masticado: woman I can hardly express. Casi me la como, seguro voy a derramar algunas lágrimas, ya les contaré cómo me fue. Ahora los dejo con una bella canción de Ana Laan. Si cantara, me gustaría ser como ella.

http://www.youtube.com/watch?v=gwsYeP15SIE

sábado, 2 de mayo de 2009

My spirit flies to you


Searching from many years
My spirit flies to you
Now I guess it saw
I dance with the wind
I´m flowing to your dream
You can lose your fear
You can change your life

Monjes budistas
Sakya Tashi Ling

Mantra de purificación de Vajrasatva. Mantra de Tara Verde
En este tema los monjes recitan el mantra de Vajrasatva para facilitar la Purificación. Esta labor queda muchas veces entorpecida debido a que con anterioridad, la mente ha participado de muchos momentos de descontrol y ha sido zarandeada por pensamientos provenientes de estados no agradables tales como: ofuscación, la tristeza, el enfado, los apegos, ... cuantioso es lo que tenemos que purificar. Cuando lo observamos con cierto detenimiento, incluso su solo recuerdo ya nos perjudica, impidiéndonos sentirnos completamente felices. Involucrarse en prácticas de purificación es, en sí mismo, un compromiso directo hacia la felicidad. Es sanar, promover el fin de una presencia negativa para hacer surgir la nueva y más perfecta tendencia positiva. Desde la perspectiva directa del resultado de escuchar este tema estudiando la influencia de los mantras que en él se recitan, podemos percibir que existe una combinación de la fuerza de la purificación con la de la energía femenina que libera (Tara). Ello crea una atmósfera refrescante y purificadora que nos predispone a hacernos resurgir de nuestras propias cenizas. No hay nada por lo que sentir remordimiento. El arrepentimiento solo es bueno si te hace cambiar de una actitud descontrolada con resultados negativos, a un talante focalizado con vistas a efectos positivos. Darse cuenta de los errores es en realidad, crecer. Entrénate, ya que cuando domines este nivel podrás incluso, progresar sin cometer tantos errores, sin sufrir. Si estás en un momento no del todo positivo, aprende de lo negativo que te está pasando, pero sobretodo no odies a lo negativo. Ya que recuerda que si te mueve el odio, lo que activas es solamente: odio. ¡Tú decides!. Permite que la bendición del mantra te ayude a formar tu nuevo planteamiento vital.

Fuente:
Fundación monjes budistas