domingo, 26 de abril de 2009

viernes, 24 de abril de 2009

Esa luz estará siempre


La soledad no es tan mala como la pintan. No es un castigo, es una bendición. Lo malo son los recuerdos. Cómo hacer para acallar la mente. Cómo hacer para convivir con las imágenes. Si no las ves despierta, tu sueño las transforma, las pone en negrita, las exhibe gigantes, con el resaltador más chillón y escandaloso.
Para encontrar el silencio no basta la soledad. La mente no se detiene. ¡Qué cansancio! Sosan, el tercer patriarca zen, habla del camino de la no-mente. “Aunque estés en silencio, tu silencio no reflejará otra cosa que el mono parlanchín que llevas dentro”. Qué grandioso poder encontrar que en tu interior se libera un silencio.
Por eso es tan importante la música. La música no se entiende, sólo se siente. No se interpreta, se escucha. “Mientras interpretas no puedes escuchar, porque la consciencia no puede hacer dos cosas opuestas simultáneamente. Si empiezas a pensar, dejas de escuchar. Escucha como escuchas la música; con una forma de escuchar diferente, sin interpretar. No hay significados en los sonidos”.
Toda mi vida he escuchado lo importante que es conectarse con la naturaleza. Según yo, sabía de lo que me estaban hablando, pero en realidad no entendía nada. “Ve y siéntate cerca de una cascada. Escuchas, pero ¿interpretas lo que la cascada dice? No dice nada... y aún así dice. Dice mucho, mucho que no puede ser dicho. ¿Qué haces cuando estás cerca de una cascada? La escuchas, te quedas quieto y en silencio, absorbes. Permites que la cascada vaya entrando cada vez más profundamente dentro de ti. Entonces todo se calma y se queda en silencio en tu interior. Te conviertes en un templo; lo desconocido entra a través de la cascada. ¿Qué haces cuando escuchas los cantos de los pájaros, o el viento pasando a través de los árboles, o las hojas secas cuando el viento se las lleva? ¿Qué haces? Simplemente escuchas”.

Hace poco una amiga me contó que fue a la graduación de su esposo (había terminado un MBA), y que en el discurso, el rector dijo que la felicidad dependía de las decisiones que uno tomaba en la vida. Y yo me pregunto. De qué le sirve el cargo importante a este señor, las horas de horas de desgaste mental, las privaciones de por medio, el tiempo que ha dejado de estar con su familia para ser “alguien”, los años. De qué le ha servido todo eso si no ha entendido nada. La felicidad es un estado interno, más allá de las dichas o desdichas. No tiene nada que ver con las decisiones que uno toma en la vida. Es lógico y natural que nos equivoquemos y démosle gracias a Dios que así ocurre porque de las crisis y de los momentos más difíciles uno renace. Bien dijo Jodorowsky: “No olvides nunca que la flor de loto surge del cieno. Hay que explorar el fango, tocar la muerte y el barro para subir hacia los cielos límpidos”.

No dejamos de aprender señores. Según la Maya, que tiene un divorcio a cuestas, ya no se iba a equivocar. Falso. Nos vamos a seguir equivocando siempre, en pequeñas o en grandes cosas. Pero eso sí, con cada error nos haremos más fuertes, más grandes. Y quizá no nos golpearemos con la misma piedra, pero nos golpearemos con otras. Y así hayan miles de piedras, la felicidad siempre estará ahí, adentro. La dicha de estar vivos, de ser, de tenernos a nosotros mismos, qué alivio. Esa luz estará siempre.
No importa si hay oscuridad. No importa si hay tristeza. No importa si hay distancia. Esa luz estará siempre. No importa si te enamoras. No importa si me enamoro. Esa luz está más allá de las pasiones superfluas. Incluso, de los grandes amores. ¿Cómo tener certezas? Sería como haber leído el libro de nuestras vidas. Lo único que sé es que la verdad permanece. Lo verdadero perdura. No hay nada que podamos hacer. Sólo seamos felices.


domingo, 19 de abril de 2009

Acto de magia


Damas y caballeros, niños y niñas, les presento a uno de los magos más aclamados de todos los tiempos, que realiza un truco inigualable, totalmente fuera de este mundo, un acto de desaparición nunca antes visto. Coooooon ustedes, el mago Taaaaaaabini!!!!!!!

—Mami, ¿el mago puede desaparecer a una persona?
—No hijita, es sólo un truco, aunque a veces la gente desaparece de verdad.
—Como el niño Goyito ¿no? El sí hacía magia mami, ¿te acuerdas cómo llenaba la piscina?
—Sí hija, pero ese también era un truco.
—¿Si? —dijo, abriendo mucho los ojos— ¿y cómo lo hacía?
—Es que yo era su asistente pues, cuando tú te distraías, yo echaba un balde de agua a la piscina para hacerte creer que Goyito tenía poderes mágicos.
—Aaaa, dijo con carita de decepción.
—Perdona por mentirte, era solo un juego.
—¿Y a dónde se fue el niño Goyito mami?
—De viaje.
—Se tuvo que ir o se quiso ir.
—Se tuvo que ir, por trabajo. Pero me llamó especialmente para decirme que te quiere mucho, que te manda un beso y que le dio mucha pena no poder despedirse de ti (le sigo mintiendo).

Ya ven amigos, esto es insólito, nadie lo puede creer, adónde se fue el valiente voluntario. ¿A la luna? ¿Al espacio sideral?

—¡A Argentina!, gritó mi hija (no sé por qué está obsesionada con el país gaucho). El niño Goyito está en Argentina ¿no mamá?
—Sí, y se va a quedar ahí por muuuuucho tiempo.

De regreso a casa, mi hija me pidió un mago para su fiesta de cumpleaños.

—Mami, pero yo no quiero que el mago haga desaparecer a nadie, lo que me gustaría es que haga aparecer al alguien. ¡Sería genial!
—Sí ¿no? pero tendría que traernos a alguien que queramos mucho. Ay, mejor contrato al mago para mí.
—¡Noooooo mamá! El mago es por mi santo, no por el tuyo, tienes que esperar tu turno!!!!!
—Sí hija, tienes razón, ahora no es el momento. Qué te parece si hacemos un acto de magia para irnos a dormir. Vamos a cerrar los ojos para entrar al mundo del mago Tabini. No, mejor no, basta de ser tabas —digo entre dientes—, mejor entramos al mundo de la maga ¡Mayini!
—¿Y que hay en ese mundo?
— El TLC de la Maya amor: Tiempo para ti y para mí, Libertad y mucha Creatividad.

domingo, 12 de abril de 2009

Resucitando

Simplemente amigas

Debo reinvindicarme, o mejor dicho, expresarme mejor. La palabra comunicación ha sido una de las protagonistas de mi vocabulario durante este último tiempo, por temas personales y laborales, y sin embargo yo, que me las doy de “dueña de la palabra”, he pecado de error u omisión. Es que cuando uno está ofuscado o dolido no suele ser del todo cauto.
Una de mis amigas se ofendió por mi post “A llorar a otra parte”, no comparte mi opinión acerca de la amistad. Y debo aclarar mi punto de vista. No es que no valore la amistad. Claro que sí. Lo que ocurre es que suelo ser muy realista y eso a veces suena como anti-sentimental. Todas tenemos hijos, esposos, relaciones, trabajos. Obligaciones que nos hacen encerrarnos en nuestros mundos y que muchas veces no nos permiten estar presentes en los momentos en los que las amigas nos necesitan. No siempre somos las mujeres perfectas que nos multiplicamos para estar en todas partes, aunque a veces lo logramos como buenas brujas que somos. Tanto ruido hace que se nos atrofie la audición y no escuchamos los llamados de auxilio. Pero hay que aguzar el oído. Si una amiga que nunca pide ayuda lo hace, es porque algo debe andar mal ¿no? ¿O es que la Maya es muy fuerte y no necesita a nadie? Seguro es lo que proyecto, pero no amigas, yo también tengo mi corazoncito. Y para demostrarlo puedo enseñarles mi mano derecha. Este fin de semana me quemé con el horno y tengo una marca en forma del favorito de cupido. ¿Lo pueden creer? Eso me pasa por jugar con fuego y con mi bobo. Bien dice mi hermana: deja tranquilo a tu corazón, basta ya, entrega tu cuerpo pero no tu corazón.

Con respecto a que necesitaba a “cualquier amiga”, “a la que sea”, eso tampoco debe ofenderlas my darlings. Aunque suene clichesísimo, cada una es especial y diferente y si las considero mis amigas es porque las quiero a todas. Cualquiera de ustedes hubiera podido ayudarme solo con su compañía. Las acepto como son queridas amigas, con sus virtudes y defectos, con sus desaparecidas y lejanías. Entre nosotras hemos compartido una vida de encuentros y desencuentros, de alegrías, tristezas y decepciones. Hemos sido oidoras, consejeras, abogadas y chismosas. Hemos celebrado juntas los matrimonios, nacimientos y divorcios, y nos hemos cambiado de piel cada vez que alguna de nosotras hablaba de sus problemas, tanto que podemos decir que tenemos 100 años de experiencia. Además, ustedes han aguantado bastante a esta Maya, a veces malgeniada, histérica, criticona y demasiado directa.
Lo bueno de todo esto es que después de mi berrinche virtual me he reencontrado con dos buenas amigas que no veía hace tiempo. Ya ven, de algo sirve hablar. También se pronunció la Chimo, me acogió durante la semana santa en la preciosa casa de playa de su novio. Una delicia, a toda hora. Echarme en la terraza muy temprano en la mañana, viendo la furia del mal mezclada con la bruma. Sentir el calor del sol al medio día y ver el mar ilusoriamente azul. Enamorarme del sunset que teñía el cielo de color rosa.

Esta mañana me acordé de uno de los mejores capítulos de Dr. House, en el que el ojiazul opera a un feto dentro del vientre de su madre y éste le toma el dedo. El no apostaba por la vida y la vida lo estaba cogiendo de la mano para darle una lección. Tuvo que ser tocado por un feto vivo para darse cuenta de que estaba equivocado. No era un parásito que estaba matando a la madre, no debía dejarlo morir para salvarla a ella, debía hacer todo lo humanamente posible para salvarlos a los dos. Recuerdo que esa escena conmovedora me arrancó las lágrimas (cosa fácil, debo confesar) y para acallarlas, el guapo House pone el parche rapidito y dice: olvidé grabar la película de Alien. Tan antipático, siempre quitándole la emoción a los momentos estremecedores. Pero era evidente que estaba conmovido, igual que todos nosotros, los espectadores que tanto ansiamos sacarle un poco de humanidad a este cínico doctor. Pero lo que quiero decir es que la vida, en su manifestación más pura, le dio una lección a Dr. House, así como nos da lecciones a nosotros.
No seas tan dura contigo misma, me dijo mi jefa el otro día, permítete equivocarte. Sabias palabras.
Felizmente hoy es domingo de resurrección.

viernes, 3 de abril de 2009

Recuérdate a ti mismo

Marineritos by Blancucha
Qué pasa cuando te compras un rico capuccino de máquina para tu desayuno, como algo especial, y lo acompañas con un ciabata con jamón y queso. Qué pasa cuando lo estás disfrutando frente a tu computadora, mientras revisas tu correo, y te encuentras con un mail bomba. El pan se te atraganta. El café te da náuseas. Lo dejas todo a un lado y no puedes controlar el temblor de tus manos. Sientes frío, se te baja la presión. La piel pálida, los labios morados, las piernas débiles. Todo tu cuerpo se descompone de un minuto a otro, se te llenan los ojos de lágrimas y justo se te acerca una compañera de trabajo para preguntarte algo acerca de la presentación del medio día. No puedes controlarte, rompes en llanto. Pero no en el llanto típico de oficina, chiquito, de costado, guardadito nomás. No. Es un llanto ahogado, que sube del diafragma al corazón y se estremece en los hombros. Ella te abraza, sabe lo que sientes, ha pasado muchas veces por eso. Te dice que mejor te vayas a tu casa pero eso no resuelve nada. A las 11:00 tienes que tener listo un texto para que el presidente de la compañía lo apruebe. No puedes pensar, buscas la información que necesitas, juntas de aquí y de allá, y lo curioso es que el texto se arma solito, como por arte de magia, como si tu otra yo te estuviera reemplazando o dictando las cosas al oído, como si tu ángel guardián lo hiciera por ti. Tal vez es tu abuelita. Ella ha estado apareciendo en tus sueños, tratando de decirte algo que no lograbas entender, aún no era el momento. Finalmente lo terminas entre lágrimas, ya más pausadas, de tristeza, cólera y decepción. Y te pones a pensar en el sentimiento que predomina en ti, la decepción.
Según la Real Academia, la decepción es un pesar causado por un desengaño. Y el desengaño es el conocimiento de la verdad, con que se sale del engaño o error en que se estaba. ¿Es que no somos capaces de detectar lo que hay dentro de las personas? Sí somos capaces pero a veces queremos negarlo para que no nos duela, y lo cubrimos con una manta. Lo irónico es que cuando esa manta cae, porque no puede sostenerse ahí por mucho tiempo, nos duele más. En cuanto al gestor del desengaño, éste suele generarlo sin querer. También sabía algo en el fondo de su corazón y tampoco lo quiso ver por el mismo motivo. No ha querido engañarte, sencillamente ha hecho lo que mejor ha podido hacer. No hay culpables, hay responsables. La responsabilidad es la habilidad de responder. Cuando la manta se cae tienes que tener el valor de enfrentar lo que finalmente ves. Sea bueno o malo, placentero o doloroso, bonito o feo. Tú has puesto la manta, recógela y déjala en su lugar. Responde con valor, con dignidad y no te quedarás con pendientes. Da la cara, mira a los ojos y déjate mirar. Desgárrate si es necesario, entrégate a ti mismo y utiliza tu quinto chakra para hablar, para verbalizar todo aquel remolino de emociones que no te deja en paz, en tus sueños, en el trabajo. Aunque no sepas qué decir, aunque se te enrede la lengua. Y si es necesario, toma distancia para sosegarte y retoma tu discurso cuando te sientas listo. No basta escribir, hace falta hablar. El hablar te permite entender y descubrir cosas que muchas veces no tenías idea que estaban dentro de ti. Algo de razón tienen los católicos cuando se confiensan. El sentido de la confesión es que hables de lo que te aqueja. Al expresarlo lo expulsas y finalmente te redimes a través de la palabra.
Cuando empieces una novela termínala, no te llenes de capítulos inconclusos, no guardes un material que te mirará desde el cajón durante toda tu vida, haciéndote sentir que tienes un pendiente. Los pendientes te destruyen.

Gurdjieff dijo: recuérdate a ti mismo. Significa que si sufres logres separarte de ti y observarte desde afuera, como un espectador a una película. Cuando tomas distancia del dolor lo ves como algo ajeno a ti. Te ves a ti mismo llorando pero te das cuenta de que nada es tan grave como parece. Obsérvalo como un sueño. Ese es el mejor consejo que he recibido esta semana, y qué curioso, me lo dio mi ex esposo.

J, tu dolor está saldado. Estamos a mano.
pd: punto aparte, mi texto fue aprobado!!!! Nada derrumba a la Maya, salud!!!!!